Oscar Mugas es médico de la localidad de Avellaneda y días atrás le fumigaron la casa. Tras hacer la denuncia correspondiente en el Ministerio de Agricultura, los dueños del campo amenazaron en quemarle la casa y el campo.
Oscar Mugas - Médico afectado
Oscar Mugas es médico y cría animales en Avellaneda, localidad ubicada en cercanías de Sarmiento y Deán Funes, en el departamento Íschilin. En la zona hay lotes destinados para la agricultura que son trabajados por productores que realizan fumigaciones y afectan la salud de su familia.
Días atrás, la Red Universitaria de Ambiente y Salud, indicó que habían fumigado la casa del médico, ubicada a pocos metros de los campos destinados al cultivo de soja.
Mugas comenta que en varias oportunidades les advirtió a quienes realizaban las fumigaciones que, por la cercanía de su vivienda, cumplan con la ley de aplicación de agroquímicos avisando qué productos se van a utilizar en los apliques y considerando estados climáticos como el viento.
Al no obtener ninguna respuesta por parte de los hermanos Mateos, arrendatarios de los campos, Mugas radicó la denuncia en el Ministerio de Agricultura de la provincia. Desde el área de Inspección y Controles del propio ministerio le informaron al doctor que encontraron irregularidades y aplicaron multas por falta de recetas fitosanitarias.
Como si fuera poca la “violencia química” recibida por la familia Mugas, también recibieron amenazas, en su propia casa, por parte de quienes alquilan el campo. “Nos dijeron que si nos molestaba que fumigaran que nos vayamos a vivir a la ciudad y nos amenazaron que nos iban a quemar la casa y el campo”, relató Oscar a La Ronda.
“Esto generó una situación de estrés importante para nosotros” expresó el médico de 65 años y explicó que realizó la denuncia porque cada vez que fumigaban les traía complicaciones a la salud como dermatitis y lagrimeos.
Desde la Red de Médicos Fumigados explican:
“En septiembre comienza la temporada más intensa de fumigaciones en Argentina, se realiza lo que llaman “barbecho químico”, un proceso donde los productores sojeros buscan eliminar todas la vegetación de los lotes, exterminarla para que no quede ninguna plata y luego de muchas aplicaciones de glifosato, dicamba, 2.4D, atrazina, etc. en distintas combinaciones, quede un lote “limpio” de vida vegetal donde ellos sembraran el maíz o la soja transgénica que es la única que podrá prosperar en ese suelo cargado de glifosato y prácticamente sin vida.
La dinámica de fumigaciones en esta época es muy acelerada y no cuentan con tiempo que perder en una carrera para ir aplicando herbicidas en todos los lotes en que se programo el cultivo y que deben volver a ser fumigados al cabo de 10 0 15 días. En esas condiciones no se detienen a considerar condiciones climáticas adversas que pueden desencadenar derivas incontrolables, como viento, temperatura y humedad inadecuadas. En esos momentos pasan por arriba de las escuelas rurales en horario de clases y de todas las viviendas que queden esparcidas entre los campos en los parajes rurales”
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