Un grupo de personas lleva a cabo distintas experiencias de producción ecológica en Chacra de Luna. Jeremías Cafure, productor del lugar, precisó a La Ronda detalles del trabajo que vienen realizando y la posibilidad de “cambiar el foco” y empezar a migrar a una economía circular en la producción local.
Entrevista completa a Jeremías Cafure
“Forma parte de un conjunto de actores de personas que estamos poniendo un poco de cada de los conocimientos en un proyecto común”, comenzó explicando Jeremías Cafure, quien junto con otros productores trabajan en Chacra de Luna en experiencias agroecológicas.
La economía circular, supone un cambio en el modelo productivo y propone recuperar los “desechos” de los productos para integrarlos a nuevas producciones. “Uno de los principios de la agroecología es integrar las áreas de trabajo y de la misma forma ver a la naturaleza”, suma Jeremías.
Otro de los principios de la producción ecológica es que los problemas relacionados con los insectos o enfermedades de las plantas tienen que ver con las condiciones de crecimiento: “Las plagas, o las enfermedades que aparecen en los cultivos son parte de un desequilibrio nutricional o metabólico que tienen las plantas, que hacen que se debiliten y envíen señales a la naturaleza para poder autoregularse” explica. En determinadas ocasiones, y por variados factores, las plantas crecen débiles y aparecen los “controladores biológicos”, que son los insectos, que buscan que estas plantas no se reproduzcan en la naturaleza.
Jeremías comenta que lo que buscan hacer en estos casos es “ir a la raíz del problema” y trabajar sobre la fertilización, generando suelos sueltos, con nutrientes y buena retención de agua para fomentar el desarrollo de las plantas y frutales. En efecto, lograr que “no haya una necesidad de la naturaleza para contralar esos equilibrios”.
“El suelo es lo más importantes en estos sistemas y trabajamos con las tres M: la importancia de la materia orgánica, los minerales y los microorganismos, integradas hacen a un desarrollo holístico de los cultivos”
Sumado a esto, uno de los proyectos que surge es la elaboración de biorepelentes hechos a partir de principios activos de diferentes productos como el ají picante, el ajo, la pimienta y el alcohol. Este producto, explica Jeremías, “funciona inhabilitando el sistema digestivo de los insectos de una forma natural”.
Otra forma de cultivo es posible a gran escala
En la agricultura convencional, sobre todo a nivel masivo, es objeto de dudas el enfoque de la agricultura ecológica. Consultado al respecto, Jere señala que “en principio la idea es cambiar un poco el foco, empezar a reconocer los recursos importantes que hay en cada chacra y cada espacio productivo”. Al mismo tiempo, agrega que toda la cadena empieza con la semilla: “La semilla es la que da la adaptación genética a un clima y a un suelo determinado”
“Una semilla débil, o transgénica, que no se relaciona con el suelo donde crece va ser después un cultivo muy propenso a enfermarse y a necesitar todo el paquete tecnológico que está acompañando el sistema productivo”
Jeremías comenta que a gran escala se utilizan los abonos verdes, las rotaciones de cultivos para dar descanso a los suelos y afirma que existen experiencias que a escala de 800/1000 hectáreas que producen granos, cereales e incluso ganadería.
Apoyo municipal
Las personas que están llevando a cabo las diferentes experiencias de economía circular en Chacra de Luna, participan del grupo de productores agroecológicos y destacan el apoyo que la Municipalidad de Colonia Caroya brinda a estos proyectos.
Una vez por mes, los productores tienen un sistema de certificación participativa, en donde se juntan a intercambiar experiencias sobre cómo llevan a cabo sus producciones.
“Hay varios productores que vienen desde lo convencional y que están haciendo bastantes pruebas en sus campos” señala, el joven y menciona a las producciones de maíz y batata agroecológicas que se dieron este año.
Los productores agroecológicos están integrando diferentes tipos de producciones para salir del monocultivo. Jeremías cuenta que dentro de sus huertas siembran una diversidad de verduras y de producción hortícola a la vez que trabajan con plantas medicinales, flores comestibles y semillas. “Sabiendo que a veces hay un exceso de productos en una cierta temporada; apuntamos a la diversificación y que haya un balance, una armonía y un equilibrio para que cuando uno tenga que salir a vender no dependa tanto de los precios externos”, explica.
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