La artista santiagueña continúa su lucha legal para poder ver a su hija, hoy en manos de su ex pareja. En comunicación con La Ronda, la abogada María Marta Cardozo analizó la situación y precisó más detalles.
María Marta Cardozo - Abogada
La artista folclórica Roxana Carabajal está recorriendo los distintos escenarios del país en esta temporada difundiendo los nuevo y lo clásico de su repertorio musical, pero al mismo tiempo se ve transitando una instancia delicada en lo personal tras la lucha legal que lleva con ex pareja Gonzalo Koller, quien le impide ver a su hija.
Durante su separación, la cantante llegó al acuerdo de la tenencia compartida. No obstante, Koller retuvo a su hija en varias oportunidades, situación que se agravó en la actualidad y llevó a la intervención judicial.
Para brindar más detalles la doctora María Marta Cardozo analizó esta problemática, y dijo en La Ronda:
“La organización de los cuidados y la comunicación con los hijos post separación cada vez se torna más compleja a pesar de todo el supuesto avance legal y tecnológico. Si bien cada familia es "un mundo", se observan cuestiones comunes y estructurales en los casos de alta conflictividad familiar que llegan a la judicialización.”
“Entre esas cuestiones estructurales que menciono están los estereotipos de género que castigan a las madres si desobedecen esas expectativas impuestas socialmente, aquellas bajo el mandato de lo que se considera una buena madre: abnegada, sacrificada, paciente, obediente y de "su casa".
"Qué ocurre entonces con aquella mujer que se sale de estos patrones, que tiene trabajos que ponen en duda su disponibilidad y preferencia por sus hijos, esta mujer es vista como una mala madre, no está apta para cuidarlos, ni hablar si elige aquellos trabajos que tienen exposición pública como el de una artista, que no sigue horarios ni rutinas propias de una "buena madre", mientras que si son los varones los que realizan esas actividades, que les implica exponerse, viajar, tener una vida fuera de su casa por muchos días, no se los castiga con la crítica ni con las sospechas de que son malos padres”, sumó.
“También persiste el estereotipo de "madre obstruccionista", aquella mujer despechada que se adueña de los hijos y que les llena la cabeza para "borrar a papá" o para hacerles creer que "papá tiene plata y es un banco” pero poco se dice de los mecanismos de la violencia vicaria que ejercen los varones a través de sus hijos, manipulándolos, y utilizándolos, utilizando incluso el sistema jurídico para privarlos de su madre, y a ella de sus hijos, tachándola de mala madre. Es a través de estos mecanismos que los varones prolongan la violencia por razones de género post separación, mediante la violencia vicaria, así logran hacerla sufrir dónde más le duele: a través de los hijos. Son madres que han desobedecido: por haberse separado del varón, por tener una pareja nueva (ni hablar si es de la diversidad sexual), o por hacerle reclamos económicos en torno a la cuota alimentaria o a los bienes al varón, entre otras situaciones que marcan una desobediencia de la mujer hacia el padre”, agregó.
“Actualmente la violencia Vicaria, es una forma de violencia de género a la que están expuestas miles de mujeres en el país, y respecto de la cual aún no existe un reconocimiento explícito normativo, aunque ya tiene un proyecto de ley para su incorporación a la ley nacional 26.485”, expresó.
“La violencia por razones de género no es la única problemática que obstaculiza el cuidado respetuoso de los hijos, pero es un tema grave y que repercute en muchos casos y que el Estado lejos de brindar múltiples herramientas frente a ella, ofrece en su lugar un tortuoso proceso judicial, luego de Mediaciones Familiares sin éxito que poco hacen más que revictimizar a la mujer”, analizó.
“Ahora bien, el tema del padecimiento mental en los progenitores es un tema distinto al de la violencia por razones de género y debe hacerse mucho hincapié en su diferencia, ya que normalmente se asocia esto, “la mato, ¡estaba loco” “es un enfermo cómo les hace eso!". Los varones que ejercen violencia pueden o no tener un padecimiento mental, pero lo que tienen en común todos los agresores es que tienen creencias machistas sobre la mujer, el rol de madre y el dinero”, manifestó.
“Si un progenitor tiene un padecimiento mental que le está impidiendo llevar adelante su responsabilidad, tiene derecho a que el Estado arbitre medidas para ayudarlo en esta situación, al mismo tiempo que se deben tomar decisiones para proteger a esos niños. Pero no por tener un padecimiento mental va a ejercer violencia, ni por ejercerla va a tener un padecimiento mental. La realidad es que el "sentido común" el "sano juicio" que tiene mucha gente "cuerda" al que alude nuestra cultura, es el que justamente está plagado de estereotipos machistas y es el que lleva a perpetuar la violencia”, explicó.
“Por eso es necesario que el Estado se haga cargo de la situación que atraviesan las familias de mapadres separados con perspectivas más complejas que llamar a la reflexión a los padres por sus conflictos llegando incluso a multarlos por ellos, es urgente que se invierta en herramientas, programas y dispositivos que permitan detectar a tiempo las diversidad de problemáticas, entre ellas y no sólo ella, la de la violencia por razones de género, de lo contrario se seguirá reproduciendo la violencia, la exclusión y la discriminación en el acceso a los derechos”, finalizó.