La revuelta popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 se venía gestando desde la década del 90, con los movimientos de resistencia a las políticas de desguace del aparato productivo, privatización de empresas públicas, destrucción del empleo y la infraestructura productiva y endeudamiento externo. Fue el final de un período signado por el neoliberalismo, el fin de la historia y la muerte de las ideologías, que en la Argentina tuvo a Carlos Menem como obediente y eficaz intérprete. 

En 1999, La Alianza (UCR – Frepaso) había accedido al gobierno con la fórmula Fernando De la Rúa – Carlos Chacho Álvarez y la la expectativa de dejar atrás esa etapa, con un modelo de sociedad más equitativo, inclusivo e independiente. No obstante, en marzo de 2001 convocó nada menos que al que había sido ideólogo y protagonista del ajuste neoliberal del menemismo, Domingo Felipe Cavallo, ex funcionario de la dictadura cívico-militar.

Cavallo fue el responsable del “Corralito", la restricción de la libre disposición de dinero en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorros impuesta por el gobierno de Fernando de la Rúa el 1 de diciembre de 2001, y que se prolongó por más de un año, hasta que se anunció oficialmente el 2 de diciembre de 2002, ya durante el gobierno de Eduardo Duhalde.

Esto amalgamó la protesta de los sectores populares, que se venía expresando en los cortes de ruta desde mediados de la década anterior, con el reclamo de los sectores medios empobrecidos y afectados por el corralito. Entonces, la consigna fue “piquete y cacerola, la lucha es una sola”.

Las protestas se convirtieron hacia el 19 y 20 en una verdadera revuelta popular, pero que dejó el tiste número de 38 muertos. En la nómina de las víctimas de la represión hay muertos en ciudad de Buenos Aires, en Plaza de Mayo, en el Congreso y en el conurbano, en provincia de Buenos Aires, en Santa Fe y Rosario, en Córdoba, en Paraná, Entre Ríos, en Cipoletti, Río Negro y otras provincias, en lo que configuró una insurrección nacional.

“Fue una verdadera revuelta popular nacional  trascendió largamente el epicentro histórico que era Plaza de Mayo y Ciudad de Buenos Aires”, manifestó el periodista Alexis Oliva en nuestro medio. 

Entre esas 38 víctimas, hubo dos de Córdoba:

David Moreno, de 13 años, en barrio Argüello, víctima de un balazo policial, por el que recién en 2017 fue condenado el oficial Hugo Cánovas Badra. David fue la víctima más joven de esas jornadas, junto con Rosa Eloísa Paniagua, 13 años, de Paraná, Entre Ríos. La niña había ido con su familia a buscar comida en un supermercado en Paraná y fue baleada en la nuca por la policía.

Sergio Pedernera, 16 años, baleado en barrio Villa El Libertador. Sergio se encontraba en la calle buscando comida para su familia en uno de los reclamos masivos que se realizaron en supermercados, cuando recibió una bala policial en el tórax que le produjo una paraplejia. Un año después falleció.

“Un nombre emblemático de esas jornadas, una víctima símbolo, es el de Claudio “Pocho” Lepratti, 35 años, militante comunitario en Rosario, Santa Fe. Estaba en la terraza de la escuela en la que colaboraba donde era profesor de filosofía y ayudaba como cocinero, cuando los tripulantes de un móvil policial que se dirigían a reprimir un corte de calle de los vecinos del barrio se detuvieron frente a la escuela y empezaron a disparar. Pocho intentó frenarlos porque había muchos chicos y recibió un disparo de plomo en su garganta que le costó la vida”, recordó Oliva.  

Este episodio fue cantado por León Gieco en su obra “El Ángel de la Bicicleta”

Domingo Cavallo renunció el 19 y Fernando De la Rúa renunció el 20 de diciembre y tuvo que huir de la Casa Rosada en helicóptero, una imagen que quedará en la memoria popular del país. 

A las 19.52 del jueves 20 de diciembre subió de la Rúa al helicóptero con su edecán y un subcomisario de la policía federal. Piloteado por el mayor Claudio Zanlongo y el vicecomodoro Juan Carlos Zarza despegó el Sikorsky S76B de la Fuerza Aérea con destino a la Quinta de Olivos, aunque si se ponía difícil tenían el tanque lleno como para llegar a Uruguay. Para ellos, De la Rúa todavía era presidente, pero cuando subió al helicóptero ya había firmado la renuncia. 

El grito colectivo por “que se vayan todos” se convirtió en profecía cumplida, porque hubo cinco presidentes en once días: Fernando De la Rúa, Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde, que asumió el 2 de enero de 2002 y gozó de cierta gobernabilidad, no exenta de represión. En 2002, durante la Masacre de Avellaneda, los militantes Darío Santillán y Maximiliano Kosteki fueron asesinados por la policía bonaerense el 26 de junio.  

“El gobierno de la Alianza tuvo este final vergonzoso y seguramente merecido, pero también hay que recordar la impunidad del menemismo, tanto o más responsable de aquella crisis social cocinada durante toda una larga década que algunos llamaron ´la segunda década infame’”, refelexionó Oliva. 

El mismísimo Carlos Menem pudo ser candidato en las elecciones del 27 de abril de 2003, incluso candidato triunfador, porque la fórmula Carlos Menem - Juan Carlos Romero obtuvo el 24,45 contra el 22, 25 por ciento de los votos alcanzado por Néstor Kirchner - Daniel Scioli. 

La segunda vuelta iba a ser el 18 de mayo, pero ante el apoyo cosechado por su contendiente dentro y fuera del peronismo, Menem decidió no presentarse y Néstor Kirchner fue consagrado presidente y dio comienzo a una nueva etapa de la historia argentina.