La Municipalidad de Jesús María y la Asociación Cultural Relatos del Viento llevan adelante un novedoso proyecto para registrar tradiciones orales, saberes y conocimientos ancestrales en adultos mayores que por su edad o condición, se encuentran en situación de vulnerabilidad.
El Programa de Salvaguarda de la Memoria Ancestral Comunitaria –que también se ejecuta en Colonia Caroya- incluye la capacitación docente, publicaciones, actividades de sensibilización al público en general. El eje central del proyecto son las entrevistas a vecinos y vecinas portadoras de valiosos elementos culturales (cuentos, mitos, creencias, ritos, saberes varios, etc.) transmitidos generación tras generación.
En esta primera entrega, los testimonios son de Hilda Salinas (85 años) residente del Geriátrico Municipal de Jesús María. La mujer nació y se crió en Paraje Agua de las Piedras, departamento Totoral.
Desde Relatos Del Viento Cuentan:
No entraba un alfiler en el living del Geriátrico Municipal de Jesús María. Residentes, personal y visitas arremolinadas al aparato que proyectaba sobre la pared creencias, cuentos, ritos y otros relatos de distintas personas de la provincia. La memoria (o la falta de ella) se manifestaba diferente en cada espectador: lágrimas y pucheros por las nostalgias encendidas, comentarios vociferados y risas o ceños fruncidos cuando lo que se narraba era extraño. Pero lo de la Hilda fue increíble. Se sabía todas. Respetuosa, levantaba y bajaba la mano al finalizar cada videíto. Cuando el caos de murmullos y opiniones apaciguaba, ella aportaba su bocadito o completaba recuerdos corroídos por los años que alguien dejó flotando. Entre nosotros nos miramos y nos dijimos: ¡La pucha che, como sabe esta mujer! ¡Hay que entrevistarla! Así que al terminar y luego de conversar con otros grandes memoriosos, le propusimos a Hilda juntarnos a charlar sobre las cosas de antes. Sus palabras más o menos fueron las que siguen: Usted no se imagina cuánto me gustaría…. ¡Pero ni se le ocurra venir la semana que viene porque me llevan a las Termas ¿eh? Hecha la salvedad, coordinamos fecha post-escapada y finalmente llegó la tarde en que nos dimos el lujaso de sumergirnos en su memoria. Con ella fuimos felices en Agua de las Piedras, paraje donde fue criada por una abuela y un abuelo entrañables, éste último, vecino solidario si los hubo. Con Hilda nos subimos al nogal prohibido y casi nos rompemos una pata, descubrimos a la luna chiquita y le rezamos como nos enseñó la abuela, entreabrimos los ojos para ver pasar la parra cuando el abuelo nos llevaba a dormir y escuchamos silenciosos –sentados en su cuerito e’vaca curtido- las conversaciones con don Pedro Frías… si si…el mismísimo gobernador que iba por unos mates (y también por uvas y sandías regaladas)
De ese inolvidable viaje por su memoria, con el permiso de esta dulcísima mujer nos trajimos recuerdos. Algunos de esos relatos -de altísimo valor cultural e histórico- compartimos a continuación y formarán parte del archivo oral de Jesús María:
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